El alcohol es una sustancia legal normalizada en nuestra sociedad, por eso no se le da la misma importancia que a otras drogas. Sin embargo, abusar de él puede dar pie al trastorno por consumo de alcohol, que tiene consecuencias sobre la vida y salud del consumidor. El alcoholismo es un grado grave de dicho trastorno.
¿Qué es el alcoholismo?
El alcoholismo es una adicción y, por lo tanto, una enfermedad crónica que se adquiere y empeora de forma progresiva. Se caracteriza por la incapacidad que tiene una persona para controlar su consumo de bebidas alcohólicas.
Un alcohólico desarrolla dependencia física y psicológica a la bebida, razón por la que sufre a ambos niveles cuando esta le falta.
La necesidad de beber para calmar su malestar lo llevará a poner en peligro su salud e integridad física; pero también sus relaciones, su trabajo y otros ámbitos de su vida. Cuando esto suceda, tenderá a negar o esconder su problema; pero aun cuando lo reconozca y quiera resistirse a beber, no lo conseguirá sin ayuda. Esto es porque la adicción anula la capacidad de decisión del adicto, ya que es una patología que afecta a la conducta.
Características del alcohol
El alcohol es una sustancia psicoactiva que, cuando se ingiere, tiene efectos sobre el sistema nervioso central, de tal forma que altera el estado de ánimo, la percepción, el comportamiento y las funciones cognitivas.
Características del alcohol
- Psicoactivo: tiene efectos sobre el cerebro. En dosis moderadas, puede provocar sensaciones de euforia, relajación o desinhibición. Sin embargo, a medida que se incrementa la cantidad consumida, afecta a la coordinación, nubla el juicio y altera la percepción de la realidad.
- Tóxico en altas dosis: el consumo excesivo o prolongado puede derivar en una intoxicación, daños en órganos vitales (como el hígado, el corazón y el cerebro) y trastornos psiquiátricos, como la dependencia.
- Legalidad: El alcohol etílico es una sustancia legal en la mayoría de los países, aunque su consumo se encuentra regulado.
- Uso social y cultural: el alcohol se consume socialmente en muchas culturas y se asocia con diversas tradiciones y rituales. Sin embargo, el abuso del alcohol puede ser problemático y llevar a situaciones de adicción y dependencia.
¿Cuáles son las etapas del alcoholismo?
El trastorno por consumo de alcohol es una adicción que se instala de forma progresiva, casi siempre de manera silenciosa. Al principio, puede parecer inofensiva. Con el tiempo, transforma por completo la vida de quien la padece.
A continuación, te explicamos las cuatro etapas principales que marcan su evolución:
1. Consumo experimental o social
La persona suele comenzar con bebidas esporádicas, en un entorno social o festivo.
Aún no depende del alcohol, ni física ni emocionalmente. Sin embargo, empieza a normalizar su consumo y a asociarlo al ocio o al disfrute. Este refuerzo positivo es justo lo que refuerza la conducta: el alcohol se asocia a sensaciones agradables, lo que favorece que la persona repita el consumo sin cuestionarlo.
2. Uso habitual con fines de evasión o relajación
La bebida ya no se limita a los fines de semana. Se convierte en un recurso para evitar el malestar, lidiar con el estrés o desconectar. El alivio que produce actúa como refuerzo positivo, de nuevo.
La persona empieza a buscar momentos para beber a solas o fuera del contexto social, y poco a poco el consumo se vuelve más frecuente y necesario.
3. Dependencia psicológica
La etapa de dependencia psicológica del alcoholismo es una de las fases cruciales en el desarrollo de la adicción al alcohol.
Cuando el consumo de alcohol deja de ser algo puntual o social y se convierte en una necesidad para sobrellevar el día a día, hablamos de dependencia psicológica.
En esta etapa, la persona ya no bebe solo por placer o motivos sociales. El alcohol pasa a ser una vía de escape para afrontar emociones, pensamientos o situaciones cotidianas.
La bebida se convierte en un refugio frente a la ansiedad, el estrés o la tristeza. Este punto marca un cambio profundo en la relación con el alcohol.
4. Alcoholismo avanzado
En esta fase, el consumo escapa por completo del control de la persona.
Aparecen la tolerancia, el síndrome de abstinencia y las consecuencias físicas, psicológicas y sociales.
El alcohol afecta a la salud, al comportamiento, al trabajo y a las relaciones. A menudo, hay conflictos graves, aislamiento y un deterioro profundo de la calidad de vida.
¿Cuáles son los tipos de alcoholismo?
No todas las personas que tienen problemas con el alcohol lo viven igual. El patrón de consumo, la frecuencia, la edad de inicio o los efectos en la salud y la conducta varían mucho de un caso a otro.
Por eso, entender los distintos tipos de alcoholismo ayuda a identificar mejor el problema y a ajustar el tratamiento a cada situación.
Una de las clasificaciones más conocidas es la que propuso Elvin Morton Jellinek, investigador pionero en el estudio del alcoholismo, que describió cinco formas clínicas del trastorno.
También la OMS y el NIAAA (el Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo de Estados Unidos) han definido perfiles complementarios que te explicamos a continuación.
Según Jellinek
Tipo Alpha
La persona utiliza el alcohol como un refugio emocional. Bebe para aliviar el estrés, calmar la ansiedad o escapar del malestar interior.
Aunque todavía mantiene el control sobre la cantidad que consume, ya empieza a depender psicológicamente de la bebida como vía de escape.
Tipo Beta
El consumo es elevado y frecuente, pero no hay una dependencia física. Aun así, aparecen problemas de salud, como enfermedades hepáticas o digestivas.
Este tipo suele darse en contextos sociales donde beber está muy aceptado o incluso se espera.
Tipo Gamma
Es el tipo más grave y extendido.
Se caracteriza por la pérdida total de control, desarrollo de tolerancia, síndrome de abstinencia y una fuerte dependencia tanto física como psicológica.
El consumo es progresivo y cada vez más difícil de detener.
Tipo Delta
Aunque la persona no llega a embriagarse siempre, no es capaz de dejar de beber.
Existe dependencia física, pero el rasgo principal es la incapacidad para mantenerse en abstinencia, incluso si el consumo diario parece “moderado” a ojos ajenos.
Tipo Epsilon
El patrón es intermitente, con episodios de consumo descontrolado (borracheras extremas) que se alternan con períodos sin beber.
Estas recaídas intensas, aunque espaciadas, pueden tener consecuencias físicas, mentales o sociales muy graves. También se le conoce como alcoholismo episódico.
¿Cuáles son los síntomas del alcoholismo?
El alcoholismo no se manifiesta igual en todas las personas, pero hay una serie de señales claras que pueden ayudarte a identificarlo.
¿Cuándo se considera a una persona alcohólica? Cuando su consumo deja de ser opcional y empieza a condicionar su bienestar físico, emocional y social.
Prestar atención a estos síntomas es clave para reconocer si existe una adicción y dar el paso de pedir ayuda.
No te apetece una copa: necesitas una copa
Beber ya no es un placer ni un momento de disfrute compartido con otras personas, sino un acto urgente y desesperado para calmar un malestar. Bebes cada día a cualquier hora, o demasiada cantidad, o ambas cosas.
Sufres síndrome de abstinencia
Te sientes ansioso y angustiado. El corazón se te acelera, tiemblas, tienes náuseas. Tal vez, hasta has sufrido alucinaciones. Cuando llevas horas sin beber, tu cuerpo se rebela contra la falta de alcohol provocándote estas sensaciones físicas desagradables. Como consecuencia de este malestar, también tu carácter cambia a peor, pudiendo llegar a volverte agresivo.
Desarrollas tolerancia a los efectos del alcohol
Cada vez necesitas beber más para apaciguar el malestar que sientes cuando no lo haces. Por otra parte, el alivio es cada vez menos duradero, así que también aumentas la frecuencia de consumo.
Te sientes culpable cuando bebes
Y es posible que eso también te haya llevado a mentir. Las dos cosas se deben a lo mismo: aunque no quieras reconocerlo, sospechas que tu consumo de alcohol no es normal y te hace daño.
Has adquirido otros malos hábitos
De higiene, de sueño, de alimentación o todo a la vez. Las adicciones van siempre ligadas al abandono de uno mismo.

¿Cuáles son las consecuencias del alcoholismo?: problemas derivados de la adicción al alcohol
Aunque a menudo olvidemos que el alcohol también es una droga, el alcoholismo acarrea las mismas consecuencias nefastas que cualquier otra adicción. Además, tiene otras particulares.
Enfermedades asociadas y otros daños a la salud
La adicción al alcohol está relacionada con multitud de patologías de todo tipo:
- Enfermedades hepáticas, óseas, cardíacas, del aparato digestivo, etc.
- Disfunción eréctil y otros problemas de carácter sexual.
- Cáncer: de colon, garganta, mama, hígado.
- Trastornos psiquiátricos: del sueño, bipolar, depresión, esquizofrenia, delirium, demencia, etc. En ocasiones, pueden llevar al suicidio o a tener pensamientos suicidas.
Según la OMS, el alcohol causa 3 millones de muertes al año en el mundo y representa el 5,1 % de la carga mundial de morbilidad y lesiones.
Daños irreversibles al feto durante el embarazo
El abuso de alcohol durante la gestación puede provocar un aborto, pero también una serie de consecuencias terribles para el bebé cuando el embarazo sale adelante: los trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF).
Situaciones peligrosas (a veces, con resultados fatales)
La embriaguez que provoca el alcohol hace que perdamos reflejos, coordinación y capacidad para razonar. Todo ello, unido a la desinhibición que también conlleva, multiplica las posibilidades de arriesgar nuestra seguridad y la de terceros: accidentes de cualquier clase (especialmente, de tráfico), peleas, sexo sin protección, etc.
Pérdida de la familia, de los amigos, del hogar y del empleo
Dicho de otra forma: no es necesario que mueras para que la adicción a la bebida te arrebate tu vida.
Hay gente que lo ha perdido todo por culpa de esta enfermedad. Las razones hay que buscarlas en los conflictos entre el adicto y sus seres queridos (entre los que puede darse el maltrato), el no cumplir con las obligaciones en casa y en el trabajo, el abandono de actividades e intereses y el progresivo aislamiento al que este conduce.
Adicciones a otras drogas
Es frecuente que una persona que desarrolla adicción a una sustancia se enganche también a otras. Es lo que se conoce como policonsumo.
Muerte
No solo como consecuencia de las enfermedades y peligros ya expuestos: el delirium tremens, que es el grado más grave de síndrome de abstinencia del alcohol, puede causar la muerte.
¿Cómo curar el alcoholismo?
El desarrollo del alcoholismo es de carácter multifactorial: social, psicológica, ambiental, genética…
Por eso, una vez ha reconocido que tiene un problema, el alcohólico debe ponerse en manos de un equipo multidisciplinar. Con la ayuda médica adecuada y un tratamiento personalizado que tenga en cuenta el origen de la adicción en cada caso, es posible la desintoxicación y la rehabilitación del enfermo.
Dicho tratamiento debe combinar sesiones de terapia individuales con otras en grupo que incluyan a parejas y familiares. No olvidemos que la adicción afecta no solo a una persona, sino a todos los miembros de su hogar.
Conclusión
Por más legal que sea su consumo, no hay que olvidar que el alcohol es una droga. En el momento en que una persona no puede controlar cuánto bebe o necesita hacerlo para no sentirse mal, existe una adicción.
Como cualquier otra enfermedad, las adicciones deben ser tratadas por personal médico cualificado.
¿Crees que tú o alguien a quien quieres ayudar podríais estar sufriendo este problema? Dale la importancia que tiene y empieza por preguntarnos tus dudas para que podamos averiguar si realmente es así.

